No caben dudas que las situaciones extremas sacan lo mejor y lo peor del ser humano. Lo que parece increíble, casi ilógico, es que durante esta pandemia los más maltratados sean los mismos que nos abastecen para vivir. Porque claro, desde el día uno de la cuarentena, allá por marzo cuando el país paró, hubo un gran número de personas que no pudieron hacerlo. Entre ellos se encuentran los camioneros.

Si los camiones paran, ahí sí para el país. No llegarían los alimentos, los insumos, los medicamentos, ni el combustible para que todo marche. Los necesitamos y tenemos la obligación de tratarlos bien… qué ilógico, tener que decir “la obligación de tratarlos bien”, cuando  debería ser espontáneo. Pero no, a esos que dejan sus familias para viajar a las zonas más críticas, con el miedo de volver a su casa a poner en riesgo a sus afectos, es a los que privamos de lo más básico como adquirir alimentos y un lugar para descansar e higienizarse. 

Testimonios hay muchos, denuncian colas interminables de 4 o 5 hs, pocos controles de salud y test de control, escasos lugares donde descansar y con espacios insuficientes, pero por sobre todas las cosas, lo que consideran más duro: la mirada despectiva de la sociedad.

Mañana a las 11 se congregarán junto a sus familias, respetando la distancia social, en la Casa de Gobierno de Mendoza para ser escuchados. Piden que agilicen los trámites y que destinen más lugares de descanso antes de lamentar tragedias.

Este fue el petitorio que presentaron el pasado 12 de junio: